Aunque la halles pobre, Ïtaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto,con tanta experiencia, entenderás ya que significan las Ítacas.



Poco a poco y con los días,-.... días que te dan sabiduría y paciencia...- voy entendiendo mi viaje hacia Ítaca.
Salí sin nada en mi bolsa, al menos un nada material, pero su contenido tenía peso. Era el peso de los sentimientos. El peso de lo vivido. El peso de tantas sonrisas encontradas por el camino que dejaron  su recuerdo. El peso que te hace andar despacio, con cuidado para no caerte y que te impide saltar más allá de lo que ven tus ojos.
Mi bolsa sigue llenándose, invisible a los ojos humanos de cuantos me rodean. Invisible en contenido material. Invisible solo para quienes no pueden ver más allá del horizonte. Mi bolsa está llena se sensaciones; como el murmullo del mar, que  trae  voces de niños que se enredan en la espuma del agua, dejando que sus pies vuelen en una danza invisible  que solo ellos pueden oír; el canto de las flores en primavera cuando se peinan sus pétalos y los van dejando caer hasta llegar al cenit de su vida; las primeras sílabas de mis hijos cuando agarrándome del cuello, intentaban sacar la lengua de mi boca para jugar con ella; el beso de mi padre antes de dormirme...
Una bolsa que se llena cada día.
Sigo caminando hacia Ítaca y dejando mi vida por el camino. Solo pido que al llegar al final de mi camino, sea tan sabio como Ulises...

por Asunn Vico

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